Me es grato escribir esta primera Carta del Presidente como una iniciativa de difundir más el conocimiento de nuestra industria y contribuir a posicionar su imagen como lo que es, el motor eficiente que contribuye a la economía del país. Esta vez, decidí abordar temas rezagados o que han quedado de lado año tras año, sobre la verdadera industria petrolera en general.
Nuestra industria en el Ecuador ha marcado una huella profunda en lo social, lo ambiental y económico desde su inicio en los 70s. Coincide que estos tres aspectos son los pilares de lo que hoy conocemos como Sostenibilidad y, podemos hablar hoy de ella como un todo que alberga a la sociedad ecuatoriana y a la industria misma.
Hagamos un poco de historia a grosso modo: la actividad petrolera y su engranaje en Ecuador se consolida a finales de los años 60; crece y florece en los 70s y 80s, apresurada y bajo los estándares y prácticas socio-ambientales de la época importando procedimientos y costumbres de los actores extranjeros que la dominaban; llegan los 90s y, a su inicio, específicamente en 1992, se da un giro gracias a Naciones Unidas y su Cumbre de la Tierra realizada en Rio de Janeiro Brasil, provocando que en la industria comience un cambio radical en los aspectos ambientales y sociales, al punto de que nace una industria diferente y que constantemente ha contribuido al crecimiento del país, al desarrollo de tecnologías innovadoras (nuevas y limpias), de innovadoras prácticas y costumbres que le han merecido el reconocimiento internacional y, día-a-día, al desarrollo de profesionales jóvenes, intermedios y de gran experiencia que hoy figuran a todo nivel, inclusive más allá del terruño nacional.
La industria petrolera en Ecuador y en todo el mundo, enfrenta un reto gigantesco, aquel de seguir supliendo energía accesible (barata) a la humanidad, pese a ser un recurso no renovable y una fuente de emisiones de gases de efecto invernadero, como parte de un futuro sostenible. Un futuro sostenible implica encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico, el crecimiento social y la responsabilidad ambiental.
Injustamente se critica y juzga al sector petrolero por aquellas prácticas del pasado, sin ver que a la fecha impulsa al desarrollo económico y social de forma directa como el mayor contribuyente al producto interno bruto de la nación que construye las bases para otros desarrollos industriales de todo tamaño, a través de la generación de fuentes de empleo directo e indirecto, actividades de investigación y desarrollo, tecnologías de innovación y creatividad y también con el soporte responsable a todas esas comunidades que han crecido año a año gracias a su presencia. En lo ambiental es una industria que lidera procesos relacionados con el manejo de esas emisiones de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2) y otros nocivos al entorno, como los óxidos de azufre (SOx), mediante la reutilización de los mismos en actividades de reinyección para incentivar reservorios o para la autogeneración de energía empleando el gas asociado a su producción, pero también con el firme propósito de desarrollar tecnologías enfocadas en disminuir la huella de carbono. En Ecuador, el petróleo y el gas son esenciales para cubrir nuestras necesidades energéticas presentes, su uso prudente es el camino más seguro para asegurar que no pongamos en riesgo su disponibilidad para que las futuras generaciones también puedan satisfacer sus necesidades1.
La sostenibilidad ha estado presente en la industria desde inicios de los 90s siempre teniendo en mente tres conceptos vitales para su desarrollo: licencia social y ambiental de operar y crecimiento económico, siempre co-creando valor para todos los actores.
Hemos sido testigos en los últimos meses de un despunte de las actividades petroleras. Se han incursionado en nuevos horizontes de desarrollo conjugando el fortalecimiento de campos menores, la optimización tecnológica de campos maduros, planeando el desarrollo en un futuro inmediato de intracampos y nuevas concesiones de prospección, exploración y desarrollo, e inclusive, incursionando en zonas extremadamente sensibles en lo ambiental y social, con miras a un crecimiento económico que Ecuador necesita. Producir más ahora es oportuno, crecer generará nuevas fuentes de empleo, traerá tecnologías modernas ambientalmente amigables de las cuales la academia se beneficiará directamente, y la sociedad en general, recibirá ingresos frescos para reactivar nuestra débil economía. Este es el momento y es el deber de todos quienes hacemos parte de la industria petrolera ecuatoriana el ser protagonistas de una nueva época basada en el desarrollo claro, sostenido y sostenible de nuestro país.
Nuestra SPE Ecuador Section directa e indirectamente es parte dinámica de estos procesos y es el lugar en donde nos comprometemos a recopilar, difundir e intercambiar conocimientos técnicos relativos a la exploración, desarrollo y producción de recursos de petróleo y gas, y tecnologías relacionadas para el beneficio público; brindando oportunidades a sus socios para mejorar su competencia técnica y profesional.
Fernando L. Benalcázar, CSP, MS.
Presidente SPE Ecuador Section
[1] Definición de Desarrollo Sostenible según la Comisión Brundtland-1987